Circular de la Hermana Esther Hernando 

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Consuegra-Madrid, 30 de Enero de 2015

 

 

“Al final del camino sólo me dirán: ¿Has amado? Y yo no diré nada, abriré mis manos vacías,  y el corazón lleno de nombres”. (Pedro Casaldáliga)

 


Con porte sereno y pacífico, de mirada atenta y próxima, sonriente y afable, pacífica y decidida a la vez, como buena castiza, preocupada por el bienestar de las personas y ocupada por las necesidades de los demás, especialmente de los más necesitados,  entregada y siempre dispuesta a hacer el bien… Así vimos pasar por la vida a nuestra hermana Esther, que el día 19 de Diciembre de 2014, el Padre la llamó para celebrar la Navidad en el cielo con el mismo gozo y entusiasmo como  la había celebrado durante tantos años en la tierra.

 

Esther Hernando Marcos, nació el 27 de Mayo de 1931 en Villanueva de Odra (Burgos). Hija de una familia de profundas raíces cristianas, sencilla y trabajadora, que, como buenos labradores,  supieron  sembrar  en el corazón de sus hijos  nobles, bellos y cristianos valores.  Actitudes propicias  para que naciera la vocación religiosa, que ella sintió joven y a los  17 años ya ingresó en el noviciado en Lloret de Mar, dispuesta a empaparse bien del conocimiento de Cristo, de lo propio de la Vida  Consagrada y de la manera de vivirla con el carisma de Emilie.

 

 

Con este trípode bien sólido estaba ya dispuesta para “ir allí donde la voz del pobre la llamara.” (Emilie)  una vez terminado el noviciado. Encontró su campo de misión en la educación de niños pequeños a los que dedicó toda su vida en los  Colegios de Lloret, de Horta, de Campohermoso (Almería) y de Consuegra (Toledo). Haciendo un paréntesis de varios años, que  con un permiso de la Congregación los dedicó a cuidar a su papá, viudo, mayor y enfermo. Una vez terminada esta misión, se reincorporó a  la Congregación con el mismo espíritu misionero.

Con unas dotes innatas para la educación, con una formación a la par que educaba, con un inmenso amor de madre que la hacían paciente, tierna y enteramente dedicada a su tarea, ha pasado por la vida de numerosos niños y niñas, que aún hoy la recuerdan con gran cariño y admiración. Trabajo que sabía muy bien compaginar con catequesis, en las diferentes parroquias, visitas a enfermos, ancianos, padres de los alumnos, etc. Misionera incansable,  quería que a todos llegara el mensaje del Evangelio, el amor de Jesús y de María a quienes ella  tanto amaba, y,  ¡cómo no!, fue una fiel testigo, de Emilie, con su vida y sus palabras, dándola  a conocer y haciéndola querer por mucha gente, que con facilidad reunía para compartir  y celebrar  nuestro Carisma. ¡Con qué profundidad y alegría vivió la Beatificación de Emilie y cómo deseaba poder llegar a verla canonizada! Ahora lo celebrará junto con ella y con tantas hermanas  que nos han precedido.

 

Su último destino fue Consuegra (Toledo) de este tiempo Justi, que ha vivido  una parte con ella, dijo en la misa funeral:  “Al final del camino sólo me dirán: ¿Has amado? Y yo no diré nada, abriré mis manos vacías,  y el corazón lleno de nombres”.

Con estos versos de Pedro Casaldáliga, podríamos muy bien resumir la vida de Sor Esther, que se nos ha ido a la casa del Padre, llevando en su corazón el nombre y, pedazos de muchas historias,  de tanta gente, pero especialmente de la gente que ha conocido y tratado en  los 21 años  que ha pasado en Consuegra, los últimos de su vida aquí en la tierra.

¡Cuánto os ha querido, la hna. Esther,  a la gente  de Consuegra!, todo  aquí era bueno, hermoso, para ella. Se entregó a la educación de los niños con amor de madre y con una dedicación que desbordaba los muros de la casa, se alargaba a los padres, abuelos, tíos… sus relaciones eran inmensas.

Terminaba las clases y enseguida se preparaba para ir  a la catequesis o a visitar familias. Los ancianos, los enfermos han sido sus preferidos de estos últimos años, viviendo así, de manera muy especial, la esencia de nuestro carisma.  Estando ya enferma les decía a los doctores: “pónganme buena para que vaya a visitar a “mis enfermos y ancianos de Consuegra….”

Cariño y cuidados que todos vosotros habéis sabido recibir y dar, pues ella misma se  sentía  muy querida, acompañada y cuidada por vosotros. Siempre lo habéis expresado, pero de manera especial en este tiempo de su enfermedad y ahora, en estos días de despedida, realmente os habéis volcado…. Gracias de todo corazón.”

Los últimos 10 años los vivió en compañía de la enfermedad, un cáncer que poco a poco fue minando su vida, pero nunca su ánimo, alegría y entrega. Tanto sus hermanas de comunidad, su hermana y sobrinos, como los sacerdotes y varias personas más allegadas a la comunidad,  la han acompañado en esta larga enfermedad, agravada en los dos últimos años, con mucha dedicación y amor. Una amiga de Consuegra escribe de ella:

A Sor Esther con cariño:


Se nos fue la hna. Esther,

porque hace falta en el cielo,

y en el pueblo de Consuegra

nos deja un gran desconsuelo.

 

Siempre nos acordaremos

de tu hermosa guardería,

al cielo te vas a otra

y con la Virgen María.

 

Siempre tú con tu sonrisa,

y nadie pudo creer

 

 

que tú en el pecho llevabas

esa llaga tan cruel.

 

Goza con todos los niños,

en esa gran guardería

y acuérdate de Consuegra

te rezamos cada día.

 

Ya se acabó el sufrimiento,

estás con María y Jesús,

goza con ellos, Esther,

llevaste muy bien tu cruz.

 

Teresa Punzón Verbo


 

Don José Manuel, párroco de Consuegra, nos dio en la misa funeral dos testimonios de ella que nos dejaron muy reconfortadas: “Uno: que en los 10 años que la había conocido y tratado, nunca la oyó criticar a nadie, ni consentir que los demás lo hicieran,  sí disculpar y enderezar la conversación cuando se trataba de alguna crítica hacia las personas. Y el otro:  la entereza, abandono y confianza con los  que había vivido su enfermedad y al final aceptar la muerte."

Gracias, Esther, por haber sido tan buena compañera de camino, descansa en paz y no te olvides de interceder por todos  los que aquí te queremos.

 

Vuestras hermanas de la Provincia de Europa, España

 

 

 

 

Esther Hernando Marcos

Nació el día 27 de Mayo de  1931 en Villanueva de Odra (Burgos)

Entró al Postulantado el 18 de Octubre de 1947 en Lloret de Mar

Inició el Noviciado el 14 de Septiembre  de 1948 en Lloret de Mar

Hizo la Profesión el 12 de Mayo de 1951 en Lloret de Mar

Pronunció los Votos Perpetuos el 13 de Agosto de 1956 en Castres

 

Falleció el 19 de Diciembre de 2014 en Consuegra (Toledo)