Emilie y Emilly


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... voy a transcribir la relación de lo que sucedió con Emilly para aquellos que no sepan exactamente lo que pasó.

 

Emilly Maria de Souza nació el 2 de agosto de 2007 en Brasil. El 5 de mayo de 2009 cuando sólo tenía 9 meses. fue víctima de un grave accidente. Hacía mucho calor en Petrolina y el ventilador estaba enchufado. Emilly andaba a gatas por el suelo. El papá Luiz Viturino de Souza, salió un momento para contestar al teléfono. Al volver encontró a Emilly por el suelo toda encogida. Había puesto su dedito en el enchufe. El choque eléctric fue terrible...  tomó a la niña y salió corriendo pidiendo ayuda. Su cuñado, Fabio José Rafael, le acompañó al centro médico más cercano. El chófer no tenía licencia pero ante la urgencia del caso no dudó un instante. A La llegada al centro, el médico examinó a Emilly y dos horas más tarde la transfirió al hospital Dom Malan.

El segundo médico declaró que no había nada que hacer, que la niña estaba muerta. El papá insistió mucho para que su hija se quedara en el hospital y pidió que hicieran todo lo posible por ella. Vive, afirmó el padre. Ante esta situación, Emilly se quedó 10 dias en la UCI y 6 en pediatría antes de mandarla a casa en muy mal estado. Es un caso muy grave dijo el médico y declaró que no podía hacer nada más ; que si volvía a la vida no podría ni ver, ni oír, ni hablar y menos aun andar.

Cuando volvió del hospital no hacía más que llorar, no controlaba sus miembros, su cuello no aguantaba la cabeza que se le iba para atrás. No veía nada, ni siquiera a las personas. Parecía una muñeca de trapo. 

El 21 de mayo la hermana Ana Célia de Oliveira fue a casa del abuelo materno de Emilly, el Señor Rafael. Esta casa es el centro de la misión y lugar de encuentro para la oración comunitaria. Aquí fue donde se empezó la novena a la Beata Emilie de Villeneuve con la presencia de la pequeña Emilly. Toda la familia se reúne en la sala y la hermana Ana Celia tenía en brazos a Emilly, completamente desfiurada, con un cuello sin consistencia que no aguantaba la cabeza y además ciega. Sufría mucho, lloraba y no se alimentaba.

El 20 terminaba la novena. Y el 30 a las 18 horas, según el relato de algunos miembros de la familia, Emilly empezó a comer, ver, dormir, y su cuello volvió a su posicion habitual.

Desde este día Emilly continúa con una evolución normal, como testimonian los certificados médicos.

 

Carta de la hermana luiza del 20 de septiembre de 2011

El signo del amor de Dios


Queridas Hermanas, un abrazo desde Nordestina, mientras hago una reposada visita.
Antes de empezar los festejos por el día de Emilie, les comparto un poquito mi lectura del "Milagro".
He sentido esta necesidad al ser tambien testigo de como lo viven las Hermanas y la Iglesia local. Este domingo la celebración será en la Catedral.
Esta región de Brasil es en algunos sectores extremadamente pobre... parafraseando a Agustín, se podría decir donde abundó la pobreza, sobreabundó la gracia, porque son multiples los milagros: la visibilidad de ese sector campesino sin tierra, la movilización de la comunidad,la apertura de la Iglesia... y con un sentido de fe que parece una nueva página biblica.
Con todo esto no podia quedarme en silencio.
Lo hago también pensando y sintiendo que les gustaría sentirse parte de este acontecimiento. Ojalá sea para ustedes tan vivencial como lo es para mi. Si el don de la fe viene como un regalo es para acoger y compartir.
Con familiar afecto.   Susana

 

El milagro y sus protagonistas


E
n nuestro recorrido por las comunidades, siempre nos sentimos esperadas y recibidas con familiar alegría. Pero en Petrolina la acogida tiene un “plus”. La comunidad tiene un claro interés, quiere narrar las maravillas que hace el Señor, con esa emoción fresca que provocan los acontecimientos recientes.

Junto a Ana Celia, Fátima y Yolanda, está también Maria Luiza, una y otras empiezan a narrar todo lo sucedido en torno a la “curación milagrosa de la pequeña Emily”.

 

Tan importante como es un MILAGRO, es la lectura que hagamos de él.

Hemos estado un largo tiempo escuchando como sucedieron las cosas, y en cada tramo de los múltiples relatos aparecen pequeños milagros... que entretejidos unos con otros hicieron posible el gran milagro, de la “vuelta a la vida de la pequeña Emily”.

 

El milagro se define como un hecho que no puede explicarse desde el pensamiento científico, por suerte este no es el único modo de interpretación, existen otras categorías para expresar lo inexplicable, y es el lenguaje de la fe. Y como su etimología lo indica “miraculum”, significa sobre todo mirar. Entonces es a esa otra mirada a la que apelamos.

 

Si como reza la carta a los Hebreos. “La fe es la garantía de de lo que esperamos, la plena certeza de lo que no vemos” (Cf. Hb 11,1), aquí estamos frente a una experiencia cabal de esta confianza extrema en el Dios de la vida.

 

Las pruebas:

 

  • Cuando Emily sufrió el accidente fatal, fue, como es de esperar, llevada al hospital. Allí un Médico la asistió con mucho esmero. Según la rutina médica debe intentar reanimarla durante 20 minutos, pero él conmovido por la situación y “esperando contra toda esperanza, creyó” (Cf. Rom 4,18ª), y le practicó ejercicios de reanimación durante una hora. Sin respuesta y debilitada al extremo quedó Emilie, mientras el Doctor completaba una planilla de registro en la que marcó con una cruz:

La paciente:


Ve                        si ( )   no ( x)

Oye                     si ( )   no ( x)

Habla                  si ( )   no ( x)

Reconoce              si ( )   no ( x)

Respira                 si ( )   no ( x)

Signos vitales       si ( )   no ( x)


 

Conclusión: PCR = Paro cardio-respiratorio

El diagnóstico dado a la familia fue el peor: como no hay respuesta por parte de la paciente, no hay nada que se pueda hacer, nada que esperar.

 

  • A veces la impotencia nos hace acudir a otras fuerzas, a esas mediaciones de la fe que están ahí esperando un gesto de convocatoria. Fue así como enterándose de la terrible “desgracia”, la Hermana Ana Celia echó mano de una antigua reliquia de Emilie, que guardaba celosamente desde su noviciado, y evocándola con insistencia le recordó su opción y su amor por los pobres y sufrientes. De este modo la Hermana Ana Celia se inscribe en esa larga nómina de mujeres que no claudican aunque vean la muerte, y acreditan como lo hiciera en tiempos del Nazareno, Marta de Betania, diciendo: “Sí, Señor, creo que tu eres el Mesias” (Cf Jn 11, 27).

 

Así comenzó esta historia de poner en intima relación a la Buena Madre Emilie con la pequeña Emily, pidiendo la intercesión de una, para que vuelva a vivir la otra, y al cabo de nueve días, la pequeña dio prueba del milagro recuperando aquello que significa: volvió a mirar”.

 

Antes de confirmar el prodigio Emily ha vuelto a pasar por muchos diagnósticos. Ella que si por milagro quedaba viva, sería totalmente disminuida en todas sus funciones, es por el contrario una niña muy vital. Mientras esperaban la observación del neurólogo, para entretenerla sin que se aburriera la Hermana Ana Celia que acompañaba a su mamá, comenzó a hacerla saltar sujetándola de los bracitos, ella reía mucho y fuerte, tanto que la Hermana le pidió que se riera mas bajito, pues seguro incomodaba al Doctor, este le dijo a la Hermana: -déjela que ria, que salte, que grite, pues esto es parte del diagnóstico, verla plenamente restablecida-.

 

Resignificando los hechos:

 

Si un golpe de electricidad dejó prácticamente sin vida a la pequeña Emily, otra energía, esa que proviene de la fe y la esperanza, la reestableció. Misterioso pacto de amor, solidaridad y compromiso con la vida, de su familia, los vecinos, los médicos, enfermeras y nuestras hermanas.

 

Tampoco es para ignorar que Emily pertenece a una familia sin tierra, que emigró a las costas del Río San francisco en la periferia de Petrolina en el Nordeste de Brasil, buscando un mejor porvenir. El accidente ha puesto en mayor evidencia la situación de pobreza de muchas familias, como así también su afanoso deseo de vivir con dignidad.

 

Ahora cuando la Iglesia de Jesús ya no cuenta con aquella columna de testigos y profetas que acompañaban la lucha y las conquistas de los sin tierra, ahora que muchos pastores apuntan sus cayados hacia otras prioridades, la “curación milagrosa de la hija de una familia campesina sin tierra”, atribuida a la Bienaventurada Emilie nos invita a seguir creyendo y construyendo el derecho y la justicia de los sin tierra, sin techo, sin... con un renovado compromiso de solidaridad e inclusión social.

 

Durante un mes se han sucedido múltiples testimonios, de todos quienes fueron testigo del “hecho milagroso”. La Iglesia local en compañía de María Luiza como postuladora de la Causa de Canonización de Emilie ha seguido cada uno de los relatos, y los ha documentado con fino cuidado.

Todos se sienten maravillados de la fe crecida de esta gente que con gran sencillez y emoción, narra con minuciosos detalles el gran acontecimiento de la “vuelta a la vida de la Pequeña Emilly”.